viernes, 6 de noviembre de 2015

Siento que tengo tantas cosas que decir, pero cuando trato de enfocarme en cómo decirlas, pierdo el control de mis emociones y rompo a llorar. Por eso tengo presente una de las cosas que me reprochaste hace poco: que me atrapo en un loop infinito de amurramiento, y que lo mejor es dejar pasar las cosas y enfocarse en el presente (aquí es cuando me dices "pero si no es eso!!" y me siento idiota por malentenderlo todo).
El problema es que es tan agradable enfocarse en el presente y no darme vueltas en lo que tiene una fuerte carga emocional negativa, que al final creo que termino enterrando todas estas situaciones y recuerdos estresantes, lo que lleva inevitablemente a que olvide todo.
Me di cuenta de esto cuando fuimos al sicólogo. Mi mamá le contaba algo a este señor, que yo no entendía; ella tuvo que explicarme detalles y fechas y escenas hasta que por fin agarré el hilo, y me percaté de que había olvidado eso. Y me puse a pensar en todas las cosas que puedo haber olvidado, sólo porque me son desagradables y no he aprendido a manejar las cosas desagradables. Después me pasó algo curioso: empecé a rememorar todas las escenas altamente estresantes por las que he pasado, y es francamente terrible. Es mucho, mucho mejor olvidarlo todo.
Pero ¿hasta qué punto? ¿Debería siempre recordar las cosas que me hacen sufrir? O por lo menos, ¿debería no tratar de esconder mis recuerdos tras flashes del hoy? No tengo claro si aprendería algo de mis memorias. Hasta el momento, sólo logro sufrir.