miércoles, 30 de abril de 2014

<no es que quiera molestarte,
pero me es imprescindible 
sentarme en un café,
y soñar un poco
y tal vez amarnos
Y ha pasado mi hora,
quién robo mis años,
cambio a toda esta familia
por un segundo con vos, 
si te veo ahora,
aunque termine en un hospicio,
tomo una botella
y juego a la botellita con vos...>

martes, 29 de abril de 2014

Creo que tengo un poco de miedo. Estoy próxima a la mayoría de edad, lo que significa que nadie estará en la obligación de cuidarme. Después de tener a por lo menos tres familias cuidándome, una de ellas haciéndolo cuando la otra faltaba, me acostumbré bastante bien a que todos velaran por mí, que todos me hicieran regalos de navidad, que todos se acordaran de mi cumpleaños. Y lo mejor de todo es que nadie me exigía nada porque era pequeña. Una pequeña descuidada por la otra familia, una pequeña obligada a viajar por todo Santiago cada fin de semana.
A fin de año podré comprar alcohol, podré hacer lo que sea que se haga en el banco, podré ir a consultas médicas sin la compañía maternal, seré yo quien se preocupe de ser convenientemente estéril. Por supuesto que todo esto de la independencia trae sus placeres, pero esos placeres, digamos que los he probado bien. Creo que lo único que me traerán mis dieciocho serán cuentas. Responsabilidades. Responsabilidades y cuentas. Aunque...
Ahora que lo pienso, no seré totalmente adulta hasta mis diecinueve, cuando salga de cuarto y de la casa de mi mamá (golpeo madera). Todavía me queda un año de vivir-en-las-tetas-de-mi-madre.
No hay de qué preocuparse.

viernes, 4 de abril de 2014