lunes, 2 de diciembre de 2013

A cualquiera que acepte mi cariño, yo se lo doy. Yo le brindaré mi protección, mi amor, mi estupidez.

La mujer de arriba


Una noche estaba acostada en mi cama, revisando mis correos en el celular. Intentaba mantenerme despierta pues a cierta hora debía tomarme una pastilla contra la gripe, pero mis ojos se iban haciendo cada vez más pesados.
Con mi mamá nos hemos cambiado muchas veces de casa, y como ella se había separado de mi papá cuando yo era muy pequeña, siempre tuve que dormir en distintos lugares según tuviese que quedarme con mi papá, con mi mamá o mis abuelos. Es por esto que algunas veces, al despertar, no lograba recordar dónde estaba.
Esa noche me ocurrió algo similar. Mientras leía un creepy de los que me llegan al correo, sentía un insistente taconeo en el piso de arriba. Me desconcentró varias veces de mi lectura, hasta que pensé "si no me levanto y golpeo el techo con la escoba ahora, mañana mismo le exijo a esa pesada que al menos se compre una alfombra".
 Luego miré el techo y recordé que ahora vivo en una  casa, no en un departamento. Arriba de mi habitación hay un minúsculo desván donde se arremolinan los cables de la electricidad, no otra vivienda.
 Cuando me di cuenta de esto, sentí un nudo en el estómago y puse más atención al sonido. Éste parecía haber notado que lo habían descubierto, y se detuvo de pronto.
A veces, algunas noches, cuando me estoy quedando dormida, creo poder oír esos tacos sobre mí. Pero paran enseguida, como si me temieran. Quizás sea un ratón entre los cables, que se está burlando de mí. O quizás sea mi mamá, intentando soltarse del nudo que le hice en el cuello con esos mismos cables.

viernes, 7 de junio de 2013

No tengo un problema y se nota. Mi problema soy yo misma, y no debo justificarlo como lo hacen ellos, and I must fight it back. ¡Es sólo cerrar la boca! Y este calor bajo mi pecho no significa falta de nada, significa que por fin me estoy deshaciendo de algo. No me falta nada, debo internalizar eso. No debo sobrecargar a mi débil cuerpo, debo darle un respiro y descanso a mis huesos. De noche, no puedo respirar porque me ahogo. ¿No es ésa una buena causa para dar esta batalla? Algo tan simple y mundano como lo es poder dormir. O que la ropa me duele. Los pantalones me presionan  la piel sobre las caderas y los sostenes me hieren la espalda. Ésa también es una buena causa. Algo tan normal, es naturalmente fácil de pelear. ¿Entonces por qué hay tanto problema?

miércoles, 5 de junio de 2013

Si quiere acercarse a mí, sólo recuerde que en algún momento desapareceré. Disfrute de mí, yo disfrutaré de usted tan honestamente como me sea posible... ¡pero mi naturaleza en algún momento me ordenará desaparecer! Así, sin más. Quizás sean factores externos, que han ido influyendo en mi manera de existir, pero el fin es que me volví un ser auto-parasitario...

Jamás querré molestarle, sé que llegado un momento le disgustaré, así que para ahorrarle molestias, me escabulliré silenciosamente, usted no se dará ni cuenta. Cuando se de cuenta de que ya no estoy, quizás no pueda volver a verme, pero si es que lo logra, yo siempre estaré aquí con una agradable sonrisa y un ¿cómo estás?, para recordar los viejos tiempos.

¿Yo? Yo estoy bien. No se preocupe usted: es mi manera de vivir.
















(Y si por alguna causa fortuita esto no ocurre entre usted y yo, bueno, digamos que es la excepción a toda regla que hace mi vida un poco más alegre).